Aquí os dejo por fin el capítulo 42, ¡el penúltimo! :D Mañana o pasado subiré el 43 y a lo largo de esta semana tendréis el primer capítulo de mi cuarto libro :') Nada más, aquí os lo dejo :3
-Venga, perdonadme. Lo hice sin pensar-se queja Amber,
con las lágrimas resbalando por sus mejillas.
Salimos de la biblioteca hace algunos minutos. Nina
carga con Amber agarrándola con el brazo, y Jerome lleva a Leon bajo el brazo.
Le pregunté si quería que le ayudase a cargar la estatua de Leon, pero él se
negó, así que ayudo a Nina a agarrar a Amber. Lleva desde que salimos de la
biblioteca quejándose y diciendo que la dejásemos libre, pero no le voy a echar
cuenta.
-Habértelo pensado mejor-es mi respuesta.
Recorremos los últimos metros por las calles, que
siguen algo desiertas, pero la poca gente que hay, se fija en nosotros. Pido
que andemos rápidos, nos queda sólo una hora para que acabe el trato. A lo
lejos de la calle por la que vamos, veo el enorme edificio donde hace algunos
días entré y me presenté ante los dioses diciendo que no era culpable.
Jerome de repente se para y nos obligamos a detenernos
y meternos en un callejón. La estatua de Leon, empieza a perder piedra y ha
transformarse en carne humana.
-¡Ja! El efecto de Medusa ha pasado-dice con tono
burlón Amber.
-Explica-digo.
-Al ser un clon de la verdadera Medusa, su poder no
dura como la verdadera. Este dura unas horas o unos minutos, depende, mientras
que el poder de la verdadera Medusa dura para siempre-dice y mira a Leon, que
ha dejado su estado de estatua y ha vuelto a ser humano.-Leon, ayuda.
Cojo rápidamente la cabeza de Medusa de la mochila y
Jerome agarra la cabeza de Leon, obligándole a ver a Medusa a los ojos. Jerome
cierra los ojos y Leon cae de nuevo en su estado de estatua.
-En marcha.
Salimos del callejón y echamos a andar. Hemos pedido
tiempo, media hora.
A los pocos minutos, unos diez, echaría yo, llegamos al
edificio. El hombre que está sentado detrás del mostrador, al vernos,
desaparece al instante.
-Hermes-susurro.
Cogemos el ascensor y aparece el botón que salió la
última vez, con la O de Olimpo. Nina lo pulsa y el ascensor sale disparado
hacia arriba y Jerome se agarra a la estatua de Leon para mantenerse de pie. Yo
me aferro como puedo a la pared y al llegar a la planta, sigo en pie. Estamos
en el vestíbulo de la última vez y Hermes está allí de pie y con la cabeza hace
un movimiento de asentimiento y nos pide que lo sigamos.
-Te estábamos esperando. Los informé cuando os vi en el
vestíbulo hace apenas dos minutos.
-Gracias.
-Esperad aquí-dice volviéndose hacia nosotros frente a
una pared enorme.-Voy a informar de que habéis llegado.
Hermes entra en la sala y esperamos unos segundos. De
repente, las puertas se abren y una voz pide que pasemos. Los cinco, nada más entrar,
las puertas se cierran y nos colocamos en el centro de la sala.
-Con cinco minutos de antelación, Annie-dice Zeus.
-Como cumplí, traigo a la ladrona-digo mirando a Atenea
y ella alza un poco la cabeza.
Nina suelta a Amber y ésta da unos pasos con cuidado,
como si el suelo fuese de un cristal débil y con cualquier movimiento, se
podría romper. Atenea, al ver a Amber, abre los ojos tanto que parece que se le
van a salir.
-No venga con otro descendiente culpándole de algo que
tu has hecho-dice Zeus.
-¡No he sido yo! Traigo los objetos perdidos y pruebas.
Cojo la mochila y saco de ella la cabeza de Medusa y la
levanto.
-¡La prueba!-grito y algunos dioses apartan la vista.
Dejo la cabeza en el suelo y arranco un trozo de tela
de la parte de mi pierna del uniforme y tapo los ojos de Medusa con el trozo.
Para llamar la atención de los dioses que tienen la vista apartada, hago una
falsa tos y todos me miran. Saco uno a uno los objetos. A medida que los saco,
los objetos se dirigen solos a sus dueños. El tridente, el arco, el escudo...
Todos y cuando llego al rayo, Zeus se pone de pie y extiende su mano y el rayo
va hacia él.
-No te creo-dice el dios.
-Pues debería de hacerlo-contesta Amber. Le lanzo una
mirada, atónita. No sé qué decir.-Todo ha sido culpa mía. Yo robé las cosas.
-Y ahora a ti te ha comido el coco-dice Zeus.
-No, Zeus, tiene razón. Ha hecho un robo porque es
descendiente mío-concluye Hermes.
-Padre, todo encaja-dice Atenea.-Annie aunque sea
descendiente mía, sé que nunca haría eso. Amber es descendiente de Hermes y
puede hacer un acto así. Ata los cabos.
Zeus se queda pensativo.
-Un momento... ¿y por qué debería de creérmelo según
Amber?-pregunta Zeus a Amber.
Ella gira la cabeza y frunce el ceño. Luego, levanta
las manos en señal para que Nina le quite las esposas de hielo de las manos y
ésta se las quita haciendo un chasquido con los dedos.
-Porque eres el único Dios que no la cree. Ahora está
dando un perfil de estúpido.
-¿Cómo te atreves a decirle eso a un Dios?
-Porque es la pura verdad. No he visto persona más
imbécil...
Zeus tiene cara de mosqueo y está aumentando. Me acerco
a Amber y le pido en un susurro que pare.
-¡Créela y verá como todos salimos felices! ¿Verdad,
Annie?-dice.
Me giro hacia ella y sólo tengo tiempo de asimilar una
cosa: Amber, de algún modo, ha creado un rayo de pequeño tamaño... y lo ha lanzado.
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