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domingo, 20 de enero de 2013

Capítulo 23

Hola lectores! e.è

Aquí os dejo el capítulo 23, no quería dejaros sólos ante una semana, sin un último capítulo :3 El 24 no creo poder subirlo durante semana, así que lo dejo para el viernes. Pero si veo que lo puedo meter entre semana, lo haré. Saludos y espero que os gustee!!

 
 Capítulo 23: De vuelta en casa

Tras beber un vaso de agua y tranquilizarme, le intento explicar a mi madre todo lo ocurrido.
-¿Y papá?
-Le han llamado hace unos minutos y se ha tenido que ir corriendo, una reunión urgente.-Genial.-Pero no pasa nada, me interesa más lo que te ha pasado. Empieza-me dice con una mirada interrogante.
Suspiro.
-Nos convocaron a todos y nos informaron que había desaparecido varias pertenencias de algunos dioses-digo y ella exclama un ''¡Por el rayo de Zeus!!" la primera expresión de un descendiente que oigo a cerca de los dioses.-Sí. Uno de los objetos era el rayo. Pero sigo-digo y le entrego el folio que me dio Jerome con los objetos robados y que tenía guardado en el bolsillo.-Dijeron que revisarían nuestras cabañas por precaución.
-Y en la tuya...
-Encontraron el arco dorado de Artemisa debajo del suelo-digo con la vista baja, pero miro a mi madre y exclamo:-¡Pero no sé cómo llegó hasta allí! No fue culpa mía.
-Es que no es tuya. Alguien debió de tener en mente ese plan durante mucho tiempo.
-No. Fu culpa mía, mamá. Pegaso me avisó, la diosa Atenea se me apareció en sueños y me dijo que huyese del campamento-digo arrepentida, es la verdad. 
Mi madre me pregunta por Pegaso y le tuve que explicar todo desde el principio. Bueno, desde que mi amigo el caballo alado llegó.
-¡Tienes al propio Pegaso! ¿Y dónde está?
-Le dije que buscase a Jerome para que me ayudase, pero se fue a buscarlo y no apareció.
-Lo habrán retenido, si ven a un caballo por el cielo, le darán caza y se volvería un asunto malo.
Guardamos silencio y me dice que me quede aquí en casa varios días, quizás el asunto se tranquilice. Ella hablaría mañana con el padre de Jerome haber si me podrían ayudar en algo. Me duermo temprano, he pasado un día fatal, por no decir horrible. ¿Qué dirá Nina cuando se haya enterado de que me han expulsado? ¿Reaccionaría de la misma forma de cuando Amber me hizo la herida en el brazo? ¿Y Jerome? ¿Qué pensará si es que Pegaso llegó a decírselo? Me meto bajo las sábanas con sólo pensar en ellos, en sus reacciones. Seguro que a ninguno le dejarán salir del campamento, si a Pegaso lo han retenido como supone mi madre, a ellos posiblemente también.

Estoy en el mismo lugar que en el último sueño que tuve en el establo con Pegaso. La habitación negra. Empiezo a andar y sólo se oye el eco de mis pasos y a mí alrededor, nadie.
-Annie-me llama una voz a mi espalda y me giro.
-Atenea-digo y me acerco a ellas.-Tengo preguntas.
-Tranquila-dice-pero escúchame antes.-Evita que tu madre hable con los padres de Jerome. Ahora tienes que buscar los objetos que han sido robados. Ve al Olimpo, no estarás sola, Annie. Tienes que ir al Olimpo y hablar con el resto de los dioses, proponerles algo. Tienes que buscar los objetos y devolverlos a sus respectivos dueños. Ya sabes donde está el arco, vuelve al campamento y coge el arco sin que nadie se entere, luego ve al Olimpo y entrega el arco dorado. Sólo así, conseguirás que los dioses te crean un poco.
-Pero, Atenea, yo no he hecho nada.
-Lo sé, sé lo que hace cada uno de mis descendientes. Y tú eres una descendiente de las más brillantes. Esto te ayudará en tu peligrosa aventura-dice y se acerca a mí y me pone su mano fría en la frente y cierra los ojos. Luego abre los ojos y se aleja un poco.-Eso funcionará. Annie, tienes que ser valiente. Y recuerda, no estarás sola...

Me despierto sudando un poco.
-Muy bien, Annie, primero a refrescarme un poco-me digo a mí misma y salgo de mi habitación en silencio y voy al cuarto de baño.
Me echo agua en la cara y me marcho de nuevo a mi dormitorio. Me tumbo en la cama y pienso en el sueño. ¿El qué me iba a ayudar? ¿Y en qué? ¿Cómo que no estaré sola? Me quedo mirando el techo blanco de mi habitación. Recuedo que estuve en un supermercado el otro día, y en una piscina... ¡y en la playa! ¿Cuándo he estado en esos lugares? Si no he salido del campamento... 
Ato los cabos. ¡Atenea me ha ayudado a recordar los sueños que he tenido y al despertarme, se me olvidaba! Ato otro cabo: en cada lugar que he estado en sueños, debe de haber algún objeto robado. Y ahora que recuerdo bien, Nina y Jerome estaban conmigo, en todos ellos. ¡Y recuerdo que subíamos en un ascensor! Lo recuerdo todo a la perfección, que llegamos a un vestíbulo y un dios nos recibía.

Ahora tengo las cosas muy claras y un nuevo plan, aunque me lo haya dicho Atenea varias veces: necesito volver al campamento, coger el arco dorado, ir al Olimpo y recuperar el resto de objetos. Tarea dura para una sola persona, pero a pesar de que la diosa ha dicho que no estaré sola, intentaré romper los planes del destino e intentaré evitar que nadie venga conmigo. No pienso arriegas la vida de nadie ni poner en peligro. Entonces, ¿cómo acabaron Nina y Jerome conmigo? ¿Destino? 
Eso ahora no me importa, tengo que marcharme ya.
Despertaré a mi madre y le diré mis planes y el asunto del sueño.
Me levanto de la cama y salgo descalza a la habitación donde está ella, que tiene la puerta abierta. Me pongo junto a ella, dormida, y la despierto pegándole un pequeño empujoncito en el brazo. Cuando abre los ojos en la oscuridad de la habitación, hago un gesto de silencio y con el dedo, señalo la puerta. Mi padre duerme al lado. Ambas salimos de la habitación y bajamos las escaleras y nos sentamos en las sillas de la cocina.
-Mamá, me tengo que ir ahora mismo.
-No, pero, espera... ¿por qué?-dice aún algo dormida. Raro.
-¡No hay tiempo!grito en voz baja.-Atenea se me ha aparecido de nuevo en suelos y me ha dicho que vaya al campamento, recupere el arco, vaya al Olimpo y haga trato con los dioses y recupere el resto de las cosas-explico de manera rápida. 
Ella se queda callada, pensativa.
-¿Y cómo se supone que vas a llegar?
Antes de encogerme de hombros, oimos el sonido de un caballo procedente de fuera.
-Ya sé cómo voy a llegar-digo mirando a mi madre con una sonrisa mientras salimos a la calle desierta. Pegaso está allí en la acera y al verme, se dirige hacia a mí contento.-Pegaso, también has tenido el sueño, ¿verdad?
Sí, pero el mío ha sido un poco más largo y Atenea me ha dicho que te lleve nada más. Me he escapado volando. Tendrás las puertas secretas cerradas, pero el cielo jamás-me dice Pegaso y asiento con la cabeza.
Los tres entramos en casa.
Me preparo para salir.


 

2 comentarios:

  1. Glimmer, que siento mucho no comentar en el otro capítulo porque estaba desde el iPod y el internet me iba algo lento. Pero que los dos, tanto este como el otro estan geniales.

    Muchos besos,
    Misteriosa~

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    Respuestas
    1. Bah, no pasa nada, en el fondo sé que los lees ^w^ Gracias, me alegro de que te estén gustando ;)

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