Caigo agachada, apoyada con los pies y las palmas de las manos. No me he lastimado porque tampoco es que hubiese mucha altura, sólo me he hecho unos rasguños en las palmas de las manos, pero ni nada roto ni doblado. Me pongo de pie y giro la cabeza buscando si alguien me ha visto saltar.
-Lucy...-susurro buscando con la mirada a mi amiga o intentado oír cualquier clase de ruido.
De repente, noto algo en el hombro. Me giro sin miedo porque sé que se trata de ella.
-Hola-susurro de nuevo y ella esboza una sonrisa.
-¿Preparada?
-Siempre-contesto.
Va vestida más o menos igual que yo, con chaqueta y pantalones largos, pero en vez de zapatos de deporte lleva unas botas de invierno. Ella me dice la dirección de la calle donde está la casa abandonada y veo que detrás de ella, colgada a su espalda, lleva una pequeña mochila.
-En los alrededores de esa casa no hay muchas personas viviendo. Sólo gente a la que sus padres le han echado fuera de casa, pero si eso dos o tres, no muchos.
-Ah...-digo.-Por cierto, ¿por qué llevas esa mochila?
-Linternas, un poco de agua y una manta por si a alguna de nosotras nos entra frío al ir o volver. Traigo cuatro linternas, dos para cada una. He comprobado las pilas, pero si se nos estropea lo algo una, podemos usar la otra-explica.
Empezamos a caminar y estuvimos en silencio todo el camino. Llevábamos andando durante unos minutos y sólo nos queda girar una esquina y llegaremos a la calle de la casa abandonada. Poco a poco noto que cada vez que hay menos metros a medida que nos acercamos a nuestro destino.
-Dicen que las casas que viven cerca de la abandonada, tienen una maldición, aunque yo creo que sólo es pobreza lo que tienen, no una maldición-explica y noto en su voz que está asustada y nerviosa.
Llegamos a la casa y nos colocamos en el otro lado de la acera para verla bien. Miro a Lucy y su cara no muestra ninguna reacción, entonces descubro que no me ha mentido, que ha estado aquí varias veces y está acostumbrada. Yo estoy aterrorizada por el aspecto de aquella vivienda, no por el hecho de entrar y encontrarme un fantasma. La fachada es de madera y todas las ventanas tienen los cristales rotos. Antes de llegar a la puerta, tiene un jardín lleno de hierbajos y malas hierbas bastante feas y un porche de madera. Al lado de la casa, hay un árbol viejo sin hojas. Me fijo en que es verano y debería de tener hojas, pero no es así. Además, tiene las raíces fuera de la tierra y son bastante gruesas. Se veía a primera vista que arriba había otro piso igual que el de abajo, pero a esa parte de la fachada le faltaban trozos de madera, ventanas con cristales rotos...
-Qué escalofriante-comento.
-Sí, un poco. Pero eso es porque tu la has visto por primera vez, a mí no me asusta nada porque he pasado aquí varias noches, intentando entrar pero no me atrevía. ¡Ah! Toma-me dice, quitándose de la espalda la mochila y sacando un folio doblado.-Es un mapa que te he hecho de la casa. Quiero que lo tengas para que visites cada habitación mientras yo visito las otras. Las de color azul serán las que yo visitaré y las de color verde las que tu visitarás.
-Pregunta: ¿cómo has conseguido el mapa si no has entrado nunca?
-¡Me pillaste! Entre una vez, asustadísima y grabé la casa al completo con el móvil. Por eso tengo el mapa.
-Preguntas: ¿iremos por separado?-pregunto asustada, debería de habérmelo dicho y encima, me ha dado un mapa mal hecho.
-¡Claro!-me dice alegre.-Estamos aquí para investigar, no para visitar la casa. ¿Es que tienes miedo?
-¡No!-grito.
-Pues venga, ¿a qué esperamos? ¡Estamos perdiendo un tiempo precioso! Si tienes problemas, háblame por este walkie talkie-me dice, entregándome un pequeño aparatos gris y negro.
-¡Oh! ¡Ahora me dices que tienes un walkie talkie!-digo enfadada. No me ha contado nada de esto y necesitaba que me lo contase todo.-¿Hay algo más que yo no sepa?
-¿No te lo dije antes cuando te estaba diciendo lo que había dentro de la mochila?-pregunta como si no supiese nada.
-¡No!-grito de nuevo. En ese momento se me pasa un veloz pensamiento y se lo pienso decir-oye, ¿no me estarás entreteniendo para no entrar?
-No, es que quiero que estés segura y tranquila sabiendo lo que tienes...
-Vale, entremos ya antes de que se nos agote el tiempo-le digo.
Nos cogemos de las manos y poco a poco nos dirigimos a la entrada de la casa.
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