Capítulo 22
-Cuánto tiempo-comenta Marck.
-Cierto. Marck, te presento a Kat, mi aprendiz. Kat, él es Marck, un compañero mío-nos presenta el vampiro.
-Y su mejor amigo-añade Marck.-Veo que también has incumplido una norma vampírica.
-¿A qué te refieres?
-Kat, el zumo es para ti. Pensé que te gustaría, mejor que la sangre-me dice Marck para dejar el tema al lado por un instantes.-Frank, ya sabes que no podemos tener un aprendiz-comenta el vampanez y le dirijo una mirada al señor Rhamus, que abre los ojos como platos.
-Ya lo pillo... Es decir, tú también tienes otro aprendiz.
-Exacto. El chico me seguía durante varios días y semanas y más tarde, meses. Hasta que le hice una broma y... bueno, él no es vampiro, es humano cien por cien. Está completo. No lo he tocado. Era huérfano y lo acepté cómo aprendiz.
-Bueno, dejemos las historias tristes-dice el vampiro.-¿Podemos ir a otro sitio tranquilo para hablar del tema?
-Claro, la cocina. Kat, ¿puedes quedarte aquí? Si quieres, puedes ver la televisión.
-Claro, sin problemas-contesto.-Podéis retiraros tranquilamente, yo me quedo aquí esperando-digo con una sonrisa.
Ambos salen por la puerta del salón y me quedo allí sola en la habitación, bebiendo el refresco con sabor a piña, aunque tiene que tener otro zumo más, porque el color naranja no es el adecuado para la piña.
Miro mi reloj y me fijo que ya casi va a amanecer. A los pocos minutos, llegan los dos vampiros.
-Kat-me dice Marck.-Arriba hay un dormitorio libre. Si quieres subir a dormir unas horas puedes. Frank y yo nos vamos también a dormir a los ataúdes a dormir hasta esta noche.
-¿De verdad puedo dormir?-pregunto porque estoy totalmente agotada, no he dormido muy bien en el establo, entre vigilar al granjero y los animales...
-Claro. Seguidme los dos-nos dice el vampanez y ambos los seguimos hasta el piso de arriba.-Yo me voy a dormir ya. Frank, hay un ataúd en esa habitación de sobra. Es uno mío que tenía. Puedes dormir ahí, Kat tu puedes dormir en la habitación de esa esquina. Hay una cama, puedes dormir tranquila y despertarte cuando quieras-dice Marck y acto seguido, cada uno se va hacia su habitación a dormir. El dormitorio (si es que se le puede llamar así) era bastante pequeño, sólo tenía una cama junto a una pared y una cómoda. Cerré la puerta, no sin antes echarle un rápido vistazo al resto de las habitaciones, pero fue en vano, todas tenían las puertas cerradas. Me tumbo en la cama y cierro los ojos. Dormí del tirón y soñé que mi vida seguía con mis padres, que Lucy volvía del viajes que me dijo por aquel mensaje que leí en el ordenador. Tuve un segundo sueño, que era mi verano en mi antigua ciudad, con mis viejos amigos de siempre, mi casa... Esto si era estar muerta, sola y acompañada solo con un vampiro y un vampanez, y al parecer, un humano... Tuve sueños bonitos, pero pensé mal de ellos. Algo me molestó en la cara, porque tuve que abrir los ojos. Luz solar, que entraba por la ventana y le daba a mi cuerpo pálido algo de luz. Desde que me convertí en medio vampiro, la sangre me cambiaría y mi piel se pondría más pálida, más blanca. Me levanto de la cama y echo las cortinas y vuelvo a dormir, una vez más, de golpe. Ya no me importa la hora que sea ni cuánto tiempo llevo durmiendo, mientras pueda dormir sin la preocupación de que viene alguien a molestarme... Me quedo tranquila.
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